Nuestra vivienda tutelada propone un modelo de aprendizaje orgánico de muchas de las habilidades imprescindibles para la vida autónoma. Si hay algo realmente diferenciador en una vivienda tutelada es que estos aprendizajes no se hacen únicamente de forma teórica, mediante talleres, sino que tienen un imprescindible componente práctico y vivencial que asegura que la vivienda tutelada pueda promover el mayor grado posible de autonomía en el usuario.
Hay que señalar también que una de las grandes ventajas de la vivienda tutelada como recurso residencial reside en que un grupo de personas de características similares y en un grupo relativamente reducido es tutelado por un grupo constante de unos pocos profesionales que proponen y supervisan el programa terapéutico individualizado. Esta limitación en el grupo humano genera que las relaciones de confianza y afecto, que son mucho más difíciles en centros grandes, potencien muchos aspectos que favorecen el bienestar y el aprendizaje.
Desde Valturia social proponemos un programa de prevención de recaídas en el que nuestros profesionales, en coordinación con los psiquiatras de los usuarios, establecerá un plan de rehabilitación cuyo objetivo, aparte de conseguir el mayor nivel de rehabilitación posible, será el de reducir al máximo los periodos de crisis de nuestros usuarios. Esto será el resultado de un minucioso estudio de los factores estresantes que generaron crisis en el pasado y de la coordinación adecuada de todos los agentes implicados en el proceso de rehabilitación.
Se trata de una parte innovadora de nuestro programa para la que hemos implicado a los usuarios de forma que estos puedan evaluar con nosotros aquellas partes de su vida que podrían mejorarse. Dos de los principales síntomas de la enfermedad mental son la anhedonia (incapacidad para sentir placer) y las tendencias depresivas por la dificultad añadida que tienen para controlar su entorno. En estas entrevistas detectamos qué podría gustarles (una comida, una actividad, etc.) y qué cosas les gustaría controlar para sentirse mejor (el exceso de presión en una actividad, con un monitor, que pasan frío o calor, etc.).
Valturia Social entiende su vivienda tutelada como una etapa dentro del proceso de rehabilitación del enfermo mental. Más allá del curso habitual de la enfermedad mental, con sus procesos de mejora y sus eventuales periodos de crisis y retroceso, se puede establecer un recorrido del enfermo mental en el que progresivamente va siendo capaz de aumentar su nivel de autonomía y su capacidad para una vida normalizada e independiente. Después de nuestra experiencia creemos firmemente que la vivienda tutelada es, para aquellos pacientes con el perfil adecuado, el recurso más potente para conseguir aprendizajes significativos, el mayor aumento posible de la autonomía y la consecución de una vida normalizada.
Los trabajadores que atienden nuestra vivienda son en su mayoría psicólogos. Dentro de nuestro modelo de utilización de la vivienda tutelada como un recurso de máximas posibilidades terapéuticas incluimos tanto sesiones de terapia grupal como sesiones individuales de terapia cuando sea necesario. En las sesiones grupales se aplicarán los programas habituales de habilidades sociales, autoestima o resolución de conflictos. En las individuales daremos la necesaria atención que casi todos los enfermos requieren para alcanzar su potencial terapéutico.
Para aumentar la sensación de nuestros usuarios de que intervienen en su entorno de forma importante y significativa nuestra vivienda tutelada se organiza bajo un sistema asambleario en el que, una vez a la semana, se revisan normas, actividades y cualquier cosa referente a la vivienda para que los usuarios puedan opinar, proponer e implicarse en el funcionamiento general de su vivienda. También para que comprendan e interioricen los límites de la convivencia y que puedan resolver sus problemas de forma controlada, razonada y constructiva.